El aceite de motor es un lubricante que se usa en motores de combustión interna. Entre ellos se incluyen automóviles, motocicletas, autobuses, vehículos comerciales, karts, botes, cortacéspedes, tractores, trenes, aviones, diversos equipamientos para la construcción y la agricultura y motores estáticos como generadores eléctricos.
En los motores hay componentes que se mueven a distancias muy reducidas con desgaste de los componentes, desembocando en una reducción de la eficiencia y en una degradación del motor. Esto, a su vez, supone un aumento del consumo de combustible, reduce la potencia del motor y puede, en casos extremos, causar una avería irreversible del motor.
El aceite lubricante actúa creando una película separadora entre las superficies móviles adyacentes para minimizar el contacto directo, el desgaste y la producción de calor, protegiendo así al motor y alargando su vida.
En los motores de gasolina el anillo de compresión superior puede llegar a exponer el aceite de motor a temperaturas de hasta 160 °C mientras que en los motores diésel puede superar 315 °C.
Para elegir la mejor opción para tu vehículo ten en cuenta que los aceites de motor con índices de viscosidad mantienen mejor su densidad a altas temperaturas. Los de bases sintéticas mantienen mejor sus propiedades en situaciones de uso extremas.
Muchos aceites de motor tienen aditivos detergentes y dispersantes para mantener el motor limpio al mantener en suspensión las partículas sólidas y carbonilla.
El roce de componentes metálicos produce, inevitablemente, partículas metálicas microscópicas. Estas partículas se desplazan en el aceite causando erosión y desgaste de las piezas móviles. Precisamente para filtrar esas partículas existen los filtros de aceite. Una bomba de aceite movida por el motor del vehículo se encarga de bombear el aceite a través del filtro y recoger las impurezas.
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